Hoy te cuento cómo acabé 24 horas con un tensiómetro colgado del brazo… y no, no era un smartwatch de esos que te cuentan los pasos y la felicidad.
Era uno de los serios, de los que te dicen si explotas o te conviertes en monje zen.
En este episodio te hablo de médicos, de salud, de decisiones importantes… y sobre todo de cómo tomarse en serio lo que merece ser tomado en serio: tú mismo.
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