El otro día, viendo el panorama en las habitaciones de mis hijos, solté una frase que me salió del alma y de la paciencia exprimida:
“Tu orden exterior puede reflejar tu orden interior. Pero lo que es seguro es que tu desorden exterior refleja tu desorden interior.”
Así me salió, muy de padre-guru-sensei, llámalo X.
Ni un suspiro. Ni una ceja levantada. Nada. Silencio administrativo adolescente.
No sé a ellos. Pero a mi la frase me siguió dando vueltas por la cabeza.
Porque claro, no solo aplica a los cuartos de los chavales.
Aplica a cualquiera… bueno a mi no que soy casi TOC con las 5S como método a lo M.Kondo… hasta que se me pasa, claro.
Ojo, que igual tienes una buena excusa de adolescente, como la que me dio uno de mis hijos, después de mi insistencia (y alguna mirada que ya decía bastante):
“Si ordeno, pierdo el sistema de localización por capas que ya tengo dominado.”
“Sí, claro, el listo… ya sé por dónde vas, ya.” Le solté yo. Sabedor de que pese a todo algo queda, aunque haya que repetirlo 1536 veces, más o menos.
Ahora en serios, tú que eres adulto o lo quieres llegar a ser algún día...
Esto del “Orden Exterior-Orden Interior” lo puedes aplicar a muchas cosas:
Al escritorio que tienes lleno de papeles que ya ni miras.
Al calendario saturado de reuniones inútiles.
A las ideas para escribir que vas perdiendo en tu cabeza o en tu libreta.
A las conversaciones pendientes que vas metiendo debajo de la alfombra, como si fueran pelusas emocionales.
Porque si lo piensas bien…
El orden, o su falta, habla más de ti que tu currículum en LinkedIn.
No es que todo tenga que estar impoluto y minimalista. No va de eso.
Va de que si por fuera todo es caos, por dentro hay lío también.
Y si no te da por ordenar el escritorio, al menos empieza por ordenar esa idea que tuviste, esa intención que quieres convertir en acción o ese sucio rincón de tu cabeza.
Empieza con ese Kaizen de a pocos. Pero empieza.
Si no sabes por dónde empezar. Hazlo ahora:
Y si después de leer esto te has sentido mínimamente tocado…
¡Oye… pues mejor! Porque esa era mi intención.
5 preguntas para ordenarte por dentro:
¿Qué espacio de tu vida lleva demasiado tiempo desordenado?
¿Qué conversación estás evitando limpiar?
¿Qué estás acumulando “por si acaso”?
¿Dónde necesitas abrir una ventana y dejar que entre aire nuevo?
¿Qué pequeña acción hoy podría devolverte un poco de claridad?
P.D. Y si ahora te da por recoger algo… que no sea solo la mesa. Que sea también lo que piensas mientras la limpias ¿Te hace?
Un abrazo con método.
Chema Portero (El Coach de Substack)