Mi amigo Paco, me dijo el otro día que había contratado un agente IA especializado en coach ejecutivo por recomendación.
Todo parecía en orden. Hasta que llegaron los momentos importantes me dijo.
Las preguntas eran mecánicas. Las respuestas, previsibles.
Y lo peor, había cierto juicio vestido de sabiduría en las preguntas de aquel chatbot… pero sonaba vacío:
—“¿Qué deseas?”
—“¿Qué opinas?”
—“¿Qué te gustaría hacer?”
Como si un formulario de autoayuda se hubiera puesto corbata.
Y entonces pensé: esto no es coaching. Esto es plantilla.
Y me recordó una discusión que mantuve recientemente con un gran coach, uno de mis mentores. Ahora que la inteligencia artificial empieza a meterse también en el mundo del coaching, hay una idea que nos ronda a los coach:
La IA puede preguntar. Puede imitar. Puede incluso ordenar lo que tú has dicho mejor que tú mismo.
Pero la IA…
—No puede sostener el silencio incómodo después de una respuesta valiente.
—No puede leer la tensión en la mandíbula.
—No puede decir: “esa frase que acabas de soltar… ¿qué hay detrás de ella?”.
Eso requiere experiencia.
Eso requiere haber estado en fábricas a las seis de la mañana, en turno de tarde y en turno de noche, haber tenido discusiones y charlas profundas con operarios, con jefes. Requiere haber estado en despachos con directivos bloqueados, y en pasillos donde no hay presentación que salve la conversación directa.
Eso requiere piel.
Porque si lo piensas bien…
“La IA podrá procesar datos, pero no vivencias. No sabe lo que es tener el corazón en la garganta.”
—Marshall Goldsmith
Soy coach desde hace muchos años. He vivido más de lo que una máquina puede calcular. Y cuando trabajo con líderes, no les doy un menú de opciones.
A los líderes que deciden trabajar conmigo:
Les ayudo a mirar de frente a sus problemas.
Les oriento para decidir sin esconderse.
Les acompaño para volver a su camino.
Aquí para contratar a un coach con ojos humanos y con método:
¿La IA va a ayudarnos? Sin duda.
¿Nos va a sustituir? No tan rápido.
“Porque liderar no es un algoritmo. Es una relación. Y porque hacer buen coaching requiere de alma, corazón y cerebro.”
4 preguntas que sí merecen tu atención hoy:
¿Tienes claro quién eres… o solo lo que haces?
¿Te conoces… o solo te gestionas?
¿Qué te estás diciendo últimamente que necesitas cuestionar?
¿Quién tiene permiso para retarte con respeto?
Si contestas con honestidad, te lanzo la quinta.
P. D. No subestimes el poder de una pregunta bien hecha… con intención y con historia.
P. D. 2. La IA puede ayudarte a ordenar tus ideas. Pero quien te ayuda a transformarte… aún necesita alma y corazón.
Un abrazo con Método.
Chema Portero —Kaizen Coach
Coach de líderes imperfectos que eligen hacerlo mejor cada día.