Hay algo profundamente sabio en el juego.
Cuando jugamos, no perseguimos resultados, simplemente estamos presentes.
Y eso —aunque suene paradójico— es una de las habilidades más escasas en los líderes de hoy.
Vivimos con la cabeza llena de objetivos, métricas y deadlines… pero cuando redescubrimos el juego, volvemos a conectar con la creatividad y la energía que nos hacen humanos.
“Jugar no es perder el tiempo. Es recuperar el ritmo natural de la mente.”
Es ese “descanso activo” que te devuelve la claridad y la alegría de estar en el camino, no solo de llegar a la meta.
En este episodio te hablo de por qué el líder que juega, gana más que el que nunca se permite soltar el control.
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