Hace poco hablaba con un profesional especializado en un determinado NDT (non-destructive testing) utilizado en nuestra industria. Me contaba la experiencia de una empresa en EEUU, en el estado de Indiana. Llevan dados diez cursos en pocos años sobre un software específico de RX. Una inversión importante en formación. Pero tienen un problema que aquí suena a lejano oeste: la rotación. La gente no se queda. Cambian de empresa, de ciudad, de sector. Y claro, el conocimiento se va con ellos.
Eso me hizo pensar en la mía. Porque en mi empresa, eso no pasa.
Aquí hay otra realidad. Más silenciosa, pero con mucho fondo. Fondo del bueno en este caso.
Recientemente nueve personas han hecho ese mismo curso. Nueve. Y si no cambia nada, estoy seguro de que dentro de diez años seguirán aquí. Excepto, quienes ya están cerca de la jubilación. Porque sí, también a estas personas hay que formarlas, para que a su vez puedan transmitir mejor su conocimiento, y ellos mismos sigan mejorando.
Y puede que eso no sea habitual en todas las empresas. Pero en mi empresa es parte de una cultura que, aunque imperfecta, tiene algo que no todas pueden ofrecer: estabilidad.
El arraigo existe. Y sí, parte de eso se explica por los buenos sueldos. No lo niego. Porque en otros sitios los malos sueldos empujan hacia fuera. Pero los buenos retienen. Pero no es sólo una cuestión de dinero. Es también de identidad.
El problema es que muchas veces no se ve. Ni por un lado, ni por otro. Esfuerzos como esta formación no siempre se valoran.
Hay quien no los percibe, quien no se entera, quien lo ve como un gasto innecesario, quien cree que da igual hacer o no hacer. Pero no da igual.
“Porque cuando una empresa apuesta por las personas, invierte en ellas, en su formación, en su crecimiento, aunque no lo vea todo el mundo, eso deja una marca.”
Siempre he creído que liderar no es solo dirigir. Es también abrir camino. Apostar por la formación de los equipos no es un extra, es parte del trabajo. Invertir en conocimiento no garantiza resultados inmediatos, pero sí siembra algo mucho más valioso: confianza, crecimiento y sobre todo visión a largo plazo.
“Cuando alguien siente que la empresa apuesta por él —no con discursos, sino con acciones—, cambia su manera de implicarse.”
He defendido muchas veces formaciones que no todos entendían. Y lo volvería a hacer.
“Cuando formas a tu gente, estás diciendo sin palabras: confío en ti, te necesito preparado, quiero verte crecer aquí.”
Eso, para mí, también es liderar. No siempre se ve en los informes. Pero se nota en la cultura, en las ganas, en cómo una persona afronta su trabajo cuando sabe que no está sola.
Soy de la opinión de que…
“La cultura de una empresa no se escribe. Se vive.”
—Simon Sinek
No se trata de presumir. Se trata de reconocer lo que sí está funcionando.
Y seguir empujando para que quedarse aquí no sea resignación, sino una elección con sentido.
4 preguntas para tu reflexión como líder:
¿Qué estás haciendo hoy para que tu gente quiera quedarse mañana?
¿Qué historias reales de compromiso podrías poner en valor y no estás contando?
¿Qué feedback tienes sobre lo que sí se está haciendo bien?
¿Estás seguro de que todos lo saben?
Si respondes a estas, tengo una más. Pero esa va directo al centro.
P. D. No siempre hay que hacer más. A veces basta con visibilizar lo que ya se está haciendo bien. Y eso pasa por VENDER lo que ya estás haciendo. La semana que viene finaliza esta formación en mi empresa, y ya estoy preparando el artículo para la intranet de nuestro grupo empresarial. No vayas a pensar que sólo escribo historias por aquí.
P. D. 2. Arraigo no es quedarse por quedarse. Es elegir quedarse porque tiene sentido. Y eso, hay que cuidarlo.
Un abrazo con Método.
Chema Portero “El Coach de Substack”
Coach de líderes imperfectos que eligen hacerlo mejor cada día.